Hay un fotógrafo neoyorquino que se dedica a retratar a la
gente y poner una pequeña reseña de la vida del fotografiado (Brandon Stanton y
su trabajo, https://www.facebook.com/humansofnewyork?fref=ts
). Me hizo pensar en todo lo que se esconde detrás de unos rasgos, de unas líneas
en el rostro. Seguí procesando y llegué a mi terreno ¿Qué se esconde detrás de
un cuerpo? Por mis años de experiencia
como terapeuta puedo afirmar que mucho. No quiero centrarme en las
disfunciones. Quiero ir más allá. Hoy vamos a hablar de cuando el sexo es tu
retrato.
A lo largo de nuestras vidas
usamos posiciones que varían según el momento que atravesamos, pero siempre hay
una posición recurrente a la que volvemos. Luego cada pareja tiene sus posturas, las que se acoplan a esa
relación, su sello. Como siempre recalco: la importancia de observar, de
buscarse en el otr@.
Otro tema es el que une las
posiciones con rasgos de personalidad. Aquí solo lo voy a mostrar como dato
informativo y que cada un@ coja al gusto.
El misionero: de personas tradicionales,
que van sobre seguro. Puede ser manifestación de estabilidad y ternura.
Estilo doggy: independiente,
salvaje. Puede ser manifestación de evitación de lenguaje corporal, no desea
intimidad.
Mujer arriba: saben lo que
quiere, dominante. Puede ser manifestación de seguridad sobre su cuerpo.
La cuchara: disfrutan del sexo
lento y relajado. Puede ser manifestación de necesidad de protección.
Hasta aquí todo muy “formativo”
pero ¿Cuándo tu sexo dice de ti? El silencio de tu sexo es un dialogo continuo…
Lo que quiero decir es que existe un lenguaje corporal también en el sexo (cuando
es solo técnica lo llamo masturbación a dos, muy respetable su uso si le
deciden).
Habla el cuerpo:
Cuando te mira a los ojos. Si hay
miradas que te entran, este es el momento. Por una mirada sabrás el estado de
entrega en el que se haya. Esos ojos son la guía del resto.
Cuando sus manos te recorren. Y no
hablo a que te toque los puntos fuertes (clítoris, pecho, testículos…). Me refiero a detenerse en tus hombros, a
recorrer tu espalda solo con las yemas de los dedos, dibujar con su forma. Esas manos que acarician cuando
ya se han ido. Manos que esbozan sonrisas para el recuerdo.
Cuando su cuerpo y el tuyo forman
uno. Puede sonar a topicazo poético pero es tan real que no lo quiero evitar.
En el buen sexo hay acople perfecto. No hay posturas, se suceden cual danza
ritual. Surge sin forzar. En el buen sexo los cuerpos hablan, como solo saben
hablar los cuerpos: rozando, saboreando, sudando, gimiendo, mordiendo, sanando…
Andando por pieles me encontré.
¿Qué dice tu cuerpo? Me preguntas
mientras clavas en mí…
Faltan líneas de mi rostro
Falta tu sexo en mí... Con-Sex