Soy una persona de método y con espíritu
de investigación. Al leer sobre la meditación sexual, práctica con la que se
puede llegar a un orgasmo de 15 minutos, se despertó en mí una curiosidad que
ya sabía yo que no me iba abandonar. Vamos que me piqué, y eso que siempre he
defendido el disfrutar por disfrutar sin búsqueda ni objetivos. Tenía que
encontrar a la persona adecuada para ello y no era fácil. La encontré. Hoy vamos a hablar del orgasmo más largo jamás
contado.
El método de la meditación sexual
está basado en los estudios realizados por Nicole Daedone y se encuentra
plasmado en su libro “Sexo lento, el arte y el oficio del orgasmo femenino”. Es
una técnica asimétrica, ya que no buscan el placer recíproco. Abogan por la
estimulación concienzuda del clítoris para llegar a un clímax largo e intenso.
En realidad está práctica se sustenta en el método Bodansky, basado en el
orgasmo masivo y prolongado. Un orgasmo suele durar entre 15 o 20 segundos con
10 o 12 espasmos o contracciones, pero según su técnica se puede llegar a un
orgasmo de más de una hora.
¿En qué se basa su teoría? En las
siguientes claves:
1. Concentrarse
en el momento presente.
2. Relajarse
es de vital importancia.
3. Buena
respiración para que llegue el flujo sanguíneo que oxigena las terminaciones nerviosas.
4. Conocer
tu clítoris y su respuesta sexual.
5. Buena
comunicación con la pareja.
Para más información
leer “Sobre el orgasmo: como experimentar y proporcionar un intenso placer
sexual” y “La guía ilustrada del orgasmo
masivo y prolongado” ambos de Steve y
Vera BodansKy.
Eran las 11.30 de la noche, pronto para
llegar a casa un viernes, pero nos apetecía estar juntos. Nada más llegar le
serví una copa de vino blanco. Siempre tengo en la nevera. Nos fuimos al
sillón. Me sentía totalmente relajada. Él también. No me apetecía hablar. A él
tampoco. Sabíamos que esa era nuestra noche. Era la despedida. El vino fue
bajando mientras nos comíamos las bocas. ¡Es la perfección en beso! Mi excitación era máxima. Me desnudé en lo que
el llenó las copas otra vez. El siguió con la ropa. Mojó los dedos en vino y
los puso en mi boca. Acto seguido buscó otros labios. Labios que ya estaban
hinchados por la excitación. Él, yo y mi
clítoris. El triángulo perfecto. El placer de saber que acariciarte es su único
deseo. Sus movimientos eran sincronizados, variando ritmo y presión. Cierro los
ojos. Y vivo el aquí y ahora. Empecé a sentir el orgasmo, lento, suave, noto
como se acerca, tensión en mis miembros inferiores, abro la boca para coger
aire, arqueo mi espalda y empiezo a ser consciente que algo va a suceder, llevo
17 contracciones y no tiene atisbo de fin, le agarro su mano libre, quizás por
miedo a perderme en no sé qué mundo paralelo. Llevo 60 contracciones, me canso
de contar, grito, porque tanto placer no se puede contener en silencio… Solo
él, yo y mi clítoris. La conexión perfecta. ¡El orgasmo sin medida jamás vivido!
Creo que perdí la conciencia porque cuando abrí los ojos estaba al lado observándome.
Dice que tengo dos tipos de sonrisa.
“La
estimulación del clítoris permite activar el sistema límbico y provocar la
liberación de oxitocina – la hormona de la felicidad”. Nicole Daedone. Yo era
plenamente feliz. Él también.
Yo no pretendo
que te pongas a buscar “tu felicidad” en un orgasmo largo e intenso. Sería
absurdo hacerlo con mis conocimientos de sexóloga. Solo muestro su existencia y
el método para llegar a él. Tu vida es tu vida. Y tú marcas tus prioridades
según tus deseos y necesidades sexuales. El placer no es una meta ni un punto
de partida. Tu placer está unido a tu erótica,
a tu sentir, a tus relaciones. El sexo es maravilloso cuando la
complicidad con tu amante hace que todo sea posible. Gracias debo de darle por poder satisfacer mi curiosidad sobre lo leído. Encontré al hombre perfecto. Sin embargo debo guardar silencio porque somos distintas vidas. Con-Sex.