domingo, 24 de mayo de 2015

El orgasmo más largo jamás contado


Soy una persona de método y con espíritu de investigación. Al leer sobre la meditación sexual, práctica con la que se puede llegar a un orgasmo de 15 minutos, se despertó en mí una curiosidad que ya sabía yo que no me iba abandonar. Vamos que me piqué, y eso que siempre he defendido el disfrutar por disfrutar sin búsqueda ni objetivos. Tenía que encontrar a la persona adecuada para ello y no era fácil. La encontré.  Hoy vamos a hablar del orgasmo más largo jamás contado.
El método de la meditación sexual está basado en los estudios realizados por Nicole Daedone y se encuentra plasmado en su libro “Sexo lento, el arte y el oficio del orgasmo femenino”. Es una técnica asimétrica, ya que no buscan el placer recíproco. Abogan por la estimulación concienzuda del clítoris para llegar a un clímax largo e intenso. En realidad está práctica se sustenta en el método Bodansky, basado en el orgasmo masivo y prolongado. Un orgasmo suele durar entre 15 o 20 segundos con 10 o 12 espasmos o contracciones, pero según su técnica se puede llegar a un orgasmo de más de una hora.
¿En qué se basa su teoría? En las siguientes claves:
         1.       Concentrarse en el momento presente.
         2.       Relajarse es de vital importancia.
         3.       Buena respiración para que llegue el flujo sanguíneo que oxigena las terminaciones                                 nerviosas.
         4.       Conocer tu clítoris y su respuesta sexual.
         5.       Buena comunicación con la pareja.
Para más información leer “Sobre el orgasmo: como experimentar y proporcionar un intenso placer sexual”  y “La guía ilustrada del orgasmo masivo y prolongado”  ambos de Steve y Vera BodansKy.
Eran las 11.30 de la noche, pronto para llegar a casa un viernes, pero nos apetecía estar juntos. Nada más llegar le serví una copa de vino blanco. Siempre tengo en la nevera. Nos fuimos al sillón. Me sentía totalmente relajada. Él también. No me apetecía hablar. A él tampoco. Sabíamos que esa era nuestra noche. Era la despedida. El vino fue bajando mientras nos comíamos las bocas. ¡Es la perfección en beso!  Mi excitación era máxima. Me desnudé en lo que el llenó las copas otra vez. El siguió con la ropa. Mojó los dedos en vino y los puso en mi boca. Acto seguido buscó otros labios. Labios que ya estaban hinchados por la excitación.  Él, yo y mi clítoris. El triángulo perfecto. El placer de saber que acariciarte es su único deseo. Sus movimientos eran sincronizados, variando ritmo y presión. Cierro los ojos. Y vivo el aquí y ahora. Empecé a sentir el orgasmo, lento, suave, noto como se acerca, tensión en mis miembros inferiores, abro la boca para coger aire, arqueo mi espalda y empiezo a ser consciente que algo va a suceder, llevo 17 contracciones y no tiene atisbo de fin, le agarro su mano libre, quizás por miedo a perderme en no sé qué mundo paralelo. Llevo 60 contracciones, me canso de contar, grito, porque tanto placer no se puede contener en silencio… Solo él, yo y mi clítoris. La conexión perfecta. ¡El orgasmo sin medida jamás vivido! Creo que perdí la conciencia porque cuando abrí los ojos estaba al lado observándome. Dice que tengo dos tipos de sonrisa.
“La estimulación del clítoris permite activar el sistema límbico y provocar la liberación de oxitocina – la hormona de la felicidad”. Nicole Daedone. Yo era plenamente feliz. Él también.
Yo no pretendo que te pongas a buscar “tu felicidad” en un orgasmo largo e intenso. Sería absurdo hacerlo con mis conocimientos de sexóloga. Solo muestro su existencia y el método para llegar a él. Tu vida es tu vida. Y tú marcas tus prioridades según tus deseos y necesidades sexuales. El placer no es una meta ni un punto de partida. Tu placer está unido a tu erótica,  a tu sentir, a tus relaciones. El sexo es maravilloso cuando la complicidad con tu amante hace que todo sea posible. Gracias debo de darle por poder satisfacer mi curiosidad sobre lo leído. Encontré al hombre perfecto. Sin embargo debo guardar silencio porque somos distintas vidas. Con-Sex.


domingo, 10 de mayo de 2015

Yo escribo lo que vivo… mi sexo en ti.

Yo escribo lo que vivo. Las cefaleas pueden tener muchos orígenes. El mío es tensión. Sencillo. Bañarme en el mar me lo quita. Correr, me lo quita. Tener los ojos cerrados y pensarte, me lo quita. Hay besos que hablan. Que te marcan el ritmo. Y a veces ese ritmo te lleva. En mi vida he estado borracha dos veces. De sexo mucho más. Cuando el sexo es calidad no me importa caer en la bacanal.  Ese sexo tarda. Cuando existía el Bulli la lista de espera era de tres años. Cortamos antes de sentarnos en esa mesa. No fue tiempo perdido.
Yo escribo lo que siento
En una cama cabe una vida. Una mirada y supe que tendría sexo con él. Entrar en otros mundos descubriendo nuevos placeres. Placeres que no tienen futuro. Hay lugares de los que nunca se vuelven porque siempre te provocaran una sonrisa. Tres días y sus manos me dieron forma. Mi boca le enseñó un nuevo camino. Personas que llegan en el justo momento y quedarán a pesar de la distancia.
Yo escribo lo que sueño
“No pasa un día en que no estemos en el paraíso”. J L Borges. Yo soy más de Lilith que de Eva. En mi mundo siempre hay motivos para la manzana. Quiero esa mirada, la del deseo y admiración. Ese deseo que marca mi curva. Esa mirada me atrapa. Quiero penetrarlo. Poseerlo. Quiero que pierda la cuenta: uno, dos, tres… y vuelta a empezar. Quiero que la luna dure 24 horas y no tenga sentido mirarla. Quiero sus espasmos y su líquido caliente. Mira cómo te miro. Venga, mira… Esta mirada desde abajo es tuya. Y me siento grande. Quiero que mis labios resbalen por el eje de tu lengua. Tu punto de apoyo entre mis piernas. Camino de pólvora donde tu glande abrirá nuevas vías. Muévete despacio. Déjame evaluar su recorrido.
Dame tu mano… quiero que escribas en mí. Con-Sex 

domingo, 3 de mayo de 2015

Para llegar a un orgasmo hay que pasar por la meseta…

El otro día un conocido me dijo que él sabía perfectamente si una mujer fingía un orgasmo. Yo le dejé hablar, me cayó bien con su carilla de hombre experimentado, y me suelta: metiéndole el dedo en el culo notas las contracciones del orgasmo. Me pareció triste llegar a ese punto de comprobación, pero no sería yo quien discutiera su teoría, ya digo, el chiquillo tenía su punto.
Dejando el tema de fingir o no, creo que sería interesante conocer como tu cuerpo responde en el acto sexual. Hoy vamos a hablar de la respuesta sexual humana.
Quien vino a definir los estados por los que pasa el organismo en el acto fueron Masters y Johnson. Los padres de la sexología moderna. En 1966 hicieron un estudio en el que filmaron y observaron más de 10.000 actos sexuales. Tras ese estudio describieron la “respuesta sexual” mediante una curva: excitación, meseta, orgasmo y resolución.
Excitación:
En la fase de excitación tu cuerpo va a experimentar aumento del ritmo cardiaco, erección de ciertas zonas (pezones, vulva, pene), elevación de los testículos, lubricación de la vagina, rubor sexual.
¿Cómo, cuándo, dónde empieza la excitación?
Cómo: a través de cualquier estímulo externo o interno. Llámese interno a “con –tacto” directo.
Cuándo: cuando estés dispuesto a sentir. Sencillo. Un@ no se excita si la mente no quiere. Ojo, que el inconsciente también es mente.
Dónde: el placer no sabe de lugares.
Meseta:
Después del período de excitación, si seguimos estimulando pasamos a la fase meseta, donde las respuestas fisiológicas son las siguientes: mayor erección en zonas genitales (cuidado porque dichas zonas se vuelven muy sensibles) y tensión en los músculos que se preparan para el orgasmo.
Aquí la pregunta es ¿cuánto? Este período puede variar según la persona y el momento. No toda situación requiere una fase prolongada. Y cada persona tiene su “tempo”… Lo importante es estar acompasad@s, llevar los mismos ritmos. El sexo habla. Tu cuerpo habla. Déjalo expresar.
Orgasmo:
También se conoce como climax o fase culminante. Respuesta del organismo: contracciones espasmódicas liberando la tensión acumulada, aumento del ritmo cardiaco, presión sanguínea y ritmo respiratorio. Secreción mayoritariamente de oxitocina y prolactina.
Aquí no hay preguntas, no hay respuestas. Es un estado de no conciencia. Sensación de plenitud, de éxtasis. Vivencia de felicidad máxima. Estado momentáneo de trance, de entrega total, de confundirme con el otro. Así se expresan sobre el orgasmo.
Definir yo un orgasmo: sensación de abandono donde me encuentro. Soy adicta al orgasmo. Necesito los orgasmos en mi vida. Puede resultar simple e incluso grotesca tal confesión. Pero mujer pragmática donde las haya, ese es el único momento que me permito abertura. Quizás por ello decidí dedicarme a esta profesión. Por la importancia que le doy a la sexualidad en la vida de cualquier ser. Como la viva ya es cosa que queda en la consulta.
Resolución: vuelta a la calma, pérdida de erección de los pezones, vulva y pene. Testículos pasan a su posición natural. Fin del rubor sexual. El ritmo cardiaco, presión sanguínea y el ritmo respiratorio vuelven a los niveles previos a la excitación. Sensación general de relajación. Tumbada en la cama boca arriba y sonrisa. Esa es mi resolución ¿y la tuya?
No puedo terminar el post  sin hablar de la fase del deseo “impuesta” por Kaplan en 1979 como inicio de la respuesta sexual. Esta fase es mental ya que para sentir deseo tienes que estar interesado, pensar en ello.

Un domingo más escribo para ustedes y el resumen les dejo: tu cuerpo responde en una curva llamada deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución.  Definitivamente, me gustan las curvas... Con-Sex.