Hace 23 años que utilizo una técnica
para quererme, y es mirarme en el espejo durante unos minutos, sin prisas, deteniéndome,
observando. Incluso tengo mi estilo Pataky con giro de medio lado. No hago
apreciaciones, solo miro. Intento guardar mi imagen en el cajón mental
destinado a ella. El cuerpo se puede transformar en cada etapa de tu vida. Y sé
de lo que hablo, cogí 20 kilos en cada embarazo. Pero con constancia, que no
obsesión, se puede conseguir resultados. No hay que ser esclavo de nada y menos
del cuerpo que es una vaina. Hoy vamos a hablar de la autoimagen.
Autoimagen: la imagen que cada
cual se forja en su mente sobre si mism@.
Siguiendo con el espejo me
gustaría comentarles que eso que hago todas las mañanas, es uno de los
ejercicios que suelo mandar para trabajar autoestima. Uno de los más difíciles de
ejecutar y de los que más resistencia ofrecen mis pacientes. La insatisfacción
con nuestros cuerpos es tan dura que los científicos han acuñado un nombre para
eso, “la normativa del descontento”. No nos vemos con realismo, nos centramos
en los defectos (lo refleja perfectamente la publicidad siguiente: https://www.youtube.com/watch?v=m54DJdsJELc).
Por
eso mando observar, no valorar. La segunda parte del ejercicio si entro en los
detalles, a mis listas. Centrarte en lo que te gusta. Siempre, siempre hay
algo. Y al final de las sesiones esa lista no existe porque ya no hace falta.
Se van con una percepción real de si mism@s.
A continuación y en mi línea daré
unas pautas para aprender a valorarse, a querer el cuerpo que te ha tocado en
suerte. Y digo en suerte, ya que es una suerte tener cuerpo. Sé de lo que
hablo, he visto crecer malvas en campos que no deberían.
1. Ámate
a ti mism@ y verás que alguien te amará. A ver… ¿cómo es esto? Si voy del palo
de quererme conseguiré que alguien se fije en mí. Craso error. La cosa es
valorarte sencillamente porque estás a gusto con lo que ves, no de boleto de
trueque. La imagen de ti mism@ es un trabajo interior.
2. Es
absurdo la comparativa. Si pretendes tener un cuerpo que no es real tenemos que
trabajar otros aspectos de la personalidad. Si el agua cambia, imagínate unas
formas con músculos, grasa y huesos. Si un día no te gustas, condénsate, ebulle,
evapórate si hace falta o usa el photoshop, seguro que mañana no necesitarás
filtro.
3. Cuida
tu cuerpo. No me refiero a dormir ocho horas y beber dos litros de agua y “que
divina estoy ósea”. Me refiero a hacer ejercicio: caminar, correr, bicicleta,
yoga, perderte en el monte… Pero pon la máquina en marcha. Funciona.
4. Aceptación
que no es acomodación. No hay nada peor que el victimismo. Si no paras de comer
háztelo mirar: carencias afectivas, metabolismo, estrés, ansiedad… Se puede
tratar. Ojo, no a la dieta. Si a aprender a comer sano. Eres lo que te metes en
la boca (sorry, me salió lo erótico…. sí, tengo que desconectar).
Para finalizar les quiero dejar un mensaje: no existe el ideal de belleza, lo hermoso es tener esencia, es tener actitud. Lo perfecto es ser imperfecto defendiéndolo con gracia, como solo sabrías hacerlo tú. Y aunque mi cuerpo está cambiando, lo tengo que aceptar, estoy en proceso… Quizás me haga falta perderme en otro espejo, en el espejo del tiempo. Con-Sex.