domingo, 8 de marzo de 2015

Toda adicción tiene solución…la del sexo también.

Se me acerca de esa manera que sabes que viene una pregunta “comprometida”.
Ella: Yenny ¿tú crees que soy ninfómana?
Yo: el término ninfómana está en desuso. Pero dime ¿Por qué lo preguntas?
Ella: es que si no lo hago todos los días me pongo mala...
Yo: ¿Cuántas veces al día?
Ella: Niña ¿tú por quien me has tomado? Una, claro.
Yo: Pues entonces estás mejor que yo… Risas y choque de mano.
Hoy vamos a hablar de la diferencia entre patología y gusto por el sexo.
Adicción: dependencia de la persona hacía algo, sustancia química  o conducta, del tal modo que acaba de ser dominado por ello perdiendo así su libertad personal.
Adicción Sexual, Dependencia Sexual, Hipersexualidad, Comportamiento Sexual Compulsivo. Todas estas nomenclaturas para definir la falta de control frente al sexo. Aquí no vale preguntar ¿qué cantidad es normal? Aquí lo que cuenta es ¿interfiere de forma negativa en tu vida?
La adicción al sexo es un problema psicológico que trae consecuencias graves, ya que el que lo/la padece no puede controlar  su deseo perjudicándol@ en la vida cotidiana: pareja, amigos, familia, economía, trabajo…
La adicción al sexo no puede ni debe ser mirada desde una categoría moral, sino patológica (incluida en el DSM-V Manual de Diagnóstico y Estadística de Trastornos Mentales).
Me parece muy gratuito afirmar que ser adict@ al sexo es fácil porque es una acción que nos genera placer, o porque los medios de comunicación y la publicidad nos lleva a ello.
El enfermo no vive la sexualidad como algo placentero, al contrario, no se siente satisfecho o lo consigue solo por breves momentos. “La búsqueda de la relación sexual es más alivio de malestar que la búsqueda de bienestar” ( Echebarrúra y Corral 2010).
Las conductas más habituales implicadas en la adicción al sexo son fantasías sexuales, la masturbación compulsiva, la pornografía, el cibersexo, el voyeurismo, el sexo anónimo y las parejas múltiples. Como toda adicción cuando se priva del acto adictivo sufre abstinencia. En esta nos encontramos con: nerviosismo, irritabilidad, ansiedad, dolores de cabeza, temblores e insomnio.
Quiero hacer un inciso para “advertir”, no como terapeuta, sino como mujer con una libido alta. Por favor, no hacer test o auto diagnóstico que se encuentran en internet. Como ya he dejado constancia, pero vuelvo a recalcar, la adicción es una disfunción sexual. El sexo llega a controlar sus vidas del mismo modo que el alcohol lo hace con los alcohólicos.
Tratamiento:
El principal problema es que asisten a consulta cuando se ha agravado bastante por pérdida de trabajo, ruptura de pareja, abandono social… Y es que es una adicción “vergonzante” y menos confesable que otras, lo que lleva a la soledad y a un sentimiento de culpa agudizado.
La terapia ha de ser siempre individual atendiendo a las características del paciente, historia previa y entorno.
Consistirá en detener las conductas, controlar los impulsos, cambiar sus hábitos y dar estrategias para manejar el estrés. Reforzar su autoestima, asertividad y tolerancia a la frustración.
Otro hándicap a tener en cuenta, es que frente a otras adicciones donde el sujeto se aleja de lo que la provoca, en esta tiene que aprender a disfrutar de su sexualidad de manera sana, es decir, de forma consciente y no compulsiva.
El adicto debe acudir a terapia una vez superado la disfunción para reafirmar sus conductas positivas hacia el sexo.
Solo me queda decirles:
Toda adicción tiene recuperación
Toda adicción tiene una razón
Pide ayuda y entre ambos encontraran tu solución. Con-Sex


No hay comentarios:

Publicar un comentario