domingo, 18 de mayo de 2014

ENGANCHADA A SUS PALABRAS… XXX

Dije que no volvería a caer. Me lo juré. Evita la tentación, me decía. ¡Qué necesidad tienes! Pero él me ha podido. Hablo del dominio de las palabras. A veces, pienso que no tengo piel, que no tengo sexo. Sólo me atraen las mentes. ¡Qué vanidoso y pedante la frase anterior! Ella toda diva e intelectual. Lo dicho: es mi blog y me doy el gusto de expresarme ¿no? Como iba diciendo, ya no me atrae los hombres. Me explico. Me refiero a esa atracción física. Eso de girar la cabeza y “qué bueno está” y “te haría lo más grande” (si, lo he hecho). Sin embargo, ahora son las palabras las que me pierden. A las pruebas me remito: mis tres últimas “relaciones” fueron vía Facebook, vía Twitter, vía whatsapp…Uf, ¡cuántas vías abiertas! Cómo diría una amiga mía: ¡viva San Twitter! Y no hablo de “sexting” (vaaale, un poquito hubo después).Hablo de tíos interesantes, cabezas amuebladas. Inteligencia en todas sus vertientes y en estado puro. Su verbo se hizo carne en mí. Con los tres sucumbí.
¿Qué me estará ocurriendo? ¿Debería preocuparme? Yo creo que no. Son momentos que toca vivir. Mi ex psicoanalista diría: Yenny tu cuerpo niega contacto físico porque estás en rechazo hacia ti misma. Como yo soy más ligera, me cuestiono: ¿Será momento de escribir un relato erótico? ¿Será momento de dejarse llevar por un personaje “literario”? Qué problema hay si me da todo lo que necesito en estos momentos: deseo y palabras. Seguiré en mi burbuja recordando las palabras de Rulfo: «Me gustas más cuando te sueño… Entonces hago de ti lo que quiero.» 
Les dejo con un retazo de mi vida, de mi protagonista, de mi sexo…                            
Primer Acto: Sentada en el ordenador en posición de loto, como era su costumbre. Piensa en él ¿qué olor tendrá? Le gusta oler su pieza antes de tumbarla. Sentir que se arrastra. Sentir que la desean y hacerle perder el control. Cambiando ritmos. Y luego no importa nada. Irse a su casa y dormir llena de su esencia  y sus líquidos: saliva, sudor y semen.
Segundo Acto: Cierro los ojos. Intento descansar. No puedo. Pienso en hundirme en su cuerpo. Sentir su fuerza en mi boca, jugar con mi lengua en sus bordes. Lengua que le anticipa en círculos lo que vendrá. Romperme. Miradas que se clavan. Dejarme hacer. Gritar de placer y perderme. ¿A qué sabrán sus primeras gotas?...

Tercer Acto: En estos momentos estamos ocupados…manténgase a la espera…disculpen las molestias…le atenderemos a la mayor brevedad posible…Con-Sex

domingo, 11 de mayo de 2014

NO AL CÓDIGO DE BARRAS. NO A LA HORMONA DEL AMOR.

¡Qué ola de romanticismo estamos viviendo! El amor todo lo justifica. ¡Ole y ole! Según investigaciones científicas, cuando te enamoras se eleva la segregación de unas hormonas que ya en “estado natural” se encuentran en nuestro organismo. Así que la hormona del amor no surge por amor, pero si se eleva por amor. ¡Qué bonito me quedó! Hoy vamos a hablar del enamoramiento y sus consecuencias.
El enamoramiento es parte de un proceso bioquímico que se inicia en la corteza cerebral y que se difunde al sistema endocrino. Cuando te enamoras, tu cerebro libera neurotransmisores y sustancias que producen estados de excitación, felicidad, bienestar “inexplicable”. Estas sustancias que se encuentran relacionadas con el enamoramiento (hay varias…seguimos derribando ficción) son: testosterona (la hormona del deseo sexual), estrógenos (las hormonas de la reproducción), endorfinas (la hormona del placer), la oxitocina (la que se asocia a la felicidad y a la vida amorosa inicial de una pareja), dopamina (la hormona que produce adicción al placer).
Una vez dicho esto, no quiero minimizar la importancia de una respuesta química en nuestro organismo. Es cierto, que en esta fase se experimentan reacciones de excitación y deseo que pueden perturbar la razón. Estamos hablando  que un rostro, un gesto, una forma de hablar o moverse, nos parece las cosas más fascinante del mundo. El cerebro anula la apreciación objetiva de nuestro amado. Esta fase suele durar desde 6  a 18 meses. Luego pasamos a la fase “de mantenimiento”, y ahí entra lo que se llama “el sistema de recompensa”. Digamos que el futuro de una relación comienza a depender de factores muchos más profundos que un conjunto de hormonas y reacciones biológicas. Vamos, que no se puede confundir enamoramiento con estupidez. Hay unos principios, prioridades, valores inamovibles. Si dejas de tener criterio propio, si tu voz no cuenta, ya no estamos hablando de invasión hormonal sino de un trastorno asociado que debería trabajarse (inseguridades, baja autoestima, miedo a estar solo, dependencia…).En definitiva, el tiempo va colocando las cosas en su lugar porque una cosa es idealizar y otra admirar. Esto  segundo, por ejemplo, es lo que hace duradera una relación.

 Uff, creo que no me está quedando un post muy sensible. Pienso que el amor a fin de cuenta, es algo más abstracto y complejo como para reducirlo a una parte del cerebro (aunque se active 12 áreas, según Stephanie Ortigue). Yo comparto la opinión del escritor francés, François de la Rochefoucauld: ”Existe una clase de amor, pero hay miles de copias”. Quizás es que hay muchas copias circulando por el mercado. Así que no te vendan el cuento de las hormonas. Te lo dice una que se desmayó por un orgasmo, pero eso es otra historia. Con-Sex