martes, 12 de agosto de 2014

Y mi vagina habló….

Sentada en el McDonald de la Gran Vía. Helado y sonrisa. Me gusta que mis lectores capten la situación. Será porque soy muy visual. Es lo primero que me dijo el masajista erótico cuando tuvimos nuestra primera entrevista. Así es, si contratas los servicios de un buen profesional, hay una reunión previa para analizar la situación. Hoy vamos a hablar de masajes eróticos.
Todo comenzó por una amiga. Aquí el boca a boca funciona. A mí me ha ido genial, me dijo. A través de tu cuerpo es capaz de analizar tus bloqueos, tu energía sexual. Te ayudará a canalizarla. Todo eso me sonó muy bien. La cuestión es que yo estaba muy a gusto con mi sexualidad, mejor dicho, con mi forma de practicar sexo. Pero como a  mí la curiosidad me puede, y más en estos temas, me vi sacando billete a Madrid, apuntándome en un taller y llamando al chico para concertar cita.
Y llegó el día. Calle Clavel, 38 grados, 6 de la tarde. Al ser pelirroja no tuvo problemas de localización. Nos sentamos y amaretto en mano empezamos a charlar. Quizás no es exacto. ÉL empezó a hablarme sobre su trabajo y en qué consistía: sanador de energías, descubrir los bloqueos…Mi mente: menos mal que está bueno…sus manos son cuidadas… las mueve mucho…Aterricé cuando me preguntó ¿Por qué acudes a mí? ¿Qué problemas tienes? Y yo, tan directa, como siempre: ninguno, solo deseo saber en qué consiste un masaje erótico (he fantaseado con Richard Gere en Gigoló toda mi vida).Como buen profesional ya había captado mi problema: rigidez, pragmatismo y bloqueo emocional. Por supuesto, no me lo dijo porque se jugaba la sesión. Anda ya, que le iba a pagar si hubiese sabido lo que me esperaba.
Segundo encuentro. Llegó con su camilla al hotel. Ropa cómoda pero con estilo. Buena impresión. Soy visual, ¿recuerdan? Me desnudo y me pongo boca abajo. Música de fondo y empieza. Como ustedes se pueden imaginar no es un fisioterapeuta, vamos, que no se para en tus contracturas. Yo intentaba concentrame pero claro, es difícil  para una mujer tan activa como yo. Me puse a pensar que al día siguiente iría al Retiro, los regalos que compraría a mis hijos…Y él me susurra: déjame entrar. No sean mal pensad@s. Se refería en mí. Que me dejara hacer. Un inciso: no vean porno de masaje erótico. Nada que ver. No lo puedes tocar, ni indicar que te haga esto o lo otro. Volví a tierra. Fui consciente de la situación: estás pagando, disfruta. Lo intenté. Hasta que puso la mano en mi corazón mientras tocaba mi punto G y empecé a llorar. Llanto inconsciente que no podía controlar. Pasó sus manos a mi pubis, luego a mi estómago, muy despacio. Me miró a los ojos: eres la mujer más genital que he conocido, tienes una energía sexual enorme pero centrada en el placer. Te has creado una coraza que te funciona. Y ¿Cómo sabes todo eso? Le espeté.” Porque tu coño no para de hablarme”, citó textualmente.  Joder, eso me alegró. Tonta de mí, después de todo lo que me soltó, me animó que mi vagina también tenga capacidad comunicadora. Así que mi vagina le dijo que era incapaz de sentir si no veía, que era incapaz de sentir si no me hablaban, que era incapaz de dejarse llevar. Mi vagina no tiene sentimientos. Se fue, no sin antes reconfortarme y dejarme más calmada.
Tercer encuentro. Objetivo: desbloquear mi energía tan yang, ser capaz de disfrutar sin la vista, sin el oído. En definitiva, cambiar mis patrones sexuales. Y todo fluyó. Ya sea porque me dejé hacer, porque era consciente de que necesitaba  ayuda o sencillamente porque era bueno. Sus manos se movían con maestría, iban de muslos a brazos, se paraba en costado, volvía a rodillas, al cuello…jamás había sentido tanto placer distribuido por todo mi cuerpo, a la vez que serenidad….lo que siguió queda en el ámbito de mi vida privada.
Conectó el triángulo: genitales, corazón y mente. Ahora me conozco un poco más. Ya sé manejar mi energía. Otro pequeño detalle que descubrí: puedo tirar pelotas de ping-pong ya que tengo una fuerza prodigiosa en mi vagina parlanchina. Y nunca se sabe, con esto de la crisis, lo que puedes ofrecer en la oficina del Paro.

PD: Pon un masaje erótico en tu vida. Con-Sex


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