Sentada en el McDonald de la Gran
Vía. Helado y sonrisa. Me gusta que mis lectores capten la situación. Será porque
soy muy visual. Es lo primero que me dijo el masajista erótico cuando tuvimos
nuestra primera entrevista. Así es, si contratas los servicios de un buen
profesional, hay una reunión previa para analizar la situación. Hoy vamos a
hablar de masajes eróticos.
Todo comenzó por una amiga. Aquí
el boca a boca funciona. A mí me ha ido genial, me dijo. A través de tu cuerpo
es capaz de analizar tus bloqueos, tu energía sexual. Te ayudará a canalizarla.
Todo eso me sonó muy bien. La cuestión es que yo estaba muy a gusto con mi
sexualidad, mejor dicho, con mi forma de practicar sexo. Pero como a mí la curiosidad me puede, y más en estos
temas, me vi sacando billete a Madrid, apuntándome en un taller y llamando al
chico para concertar cita.
Y llegó el día. Calle Clavel, 38
grados, 6 de la tarde. Al ser pelirroja no tuvo problemas de localización. Nos
sentamos y amaretto en mano empezamos a charlar. Quizás no es exacto. ÉL empezó
a hablarme sobre su trabajo y en qué consistía: sanador de energías, descubrir
los bloqueos…Mi mente: menos mal que está bueno…sus manos son cuidadas… las
mueve mucho…Aterricé cuando me preguntó ¿Por qué acudes a mí? ¿Qué problemas
tienes? Y yo, tan directa, como siempre: ninguno, solo deseo saber en qué consiste
un masaje erótico (he fantaseado con Richard Gere en Gigoló toda mi vida).Como
buen profesional ya había captado mi problema: rigidez, pragmatismo y bloqueo
emocional. Por supuesto, no me lo dijo porque se jugaba la sesión. Anda ya, que
le iba a pagar si hubiese sabido lo que me esperaba.
Segundo encuentro. Llegó con su
camilla al hotel. Ropa cómoda pero con estilo. Buena impresión. Soy visual,
¿recuerdan? Me desnudo y me pongo boca abajo. Música de fondo y empieza. Como ustedes
se pueden imaginar no es un fisioterapeuta, vamos, que no se para en tus
contracturas. Yo intentaba concentrame pero claro, es difícil para una mujer tan activa como yo. Me puse a
pensar que al día siguiente iría al Retiro, los regalos que compraría a mis
hijos…Y él me susurra: déjame entrar. No sean mal pensad@s. Se refería en mí. Que
me dejara hacer. Un inciso: no vean porno de masaje erótico. Nada que ver. No
lo puedes tocar, ni indicar que te haga esto o lo otro. Volví a tierra. Fui
consciente de la situación: estás pagando, disfruta. Lo intenté. Hasta que puso
la mano en mi corazón mientras tocaba mi punto G y empecé a llorar. Llanto
inconsciente que no podía controlar. Pasó sus manos a mi pubis, luego a mi estómago,
muy despacio. Me miró a los ojos: eres la mujer más genital que he conocido,
tienes una energía sexual enorme pero centrada en el placer. Te has creado una
coraza que te funciona. Y ¿Cómo sabes todo eso? Le espeté.” Porque tu coño no
para de hablarme”, citó textualmente. Joder,
eso me alegró. Tonta de mí, después de todo lo que me soltó, me animó que mi
vagina también tenga capacidad comunicadora. Así que mi vagina le dijo que era
incapaz de sentir si no veía, que era incapaz de sentir si no me hablaban, que
era incapaz de dejarse llevar. Mi vagina no tiene sentimientos. Se fue, no sin
antes reconfortarme y dejarme más calmada.
Tercer encuentro. Objetivo:
desbloquear mi energía tan yang, ser capaz de disfrutar sin la vista, sin el oído.
En definitiva, cambiar mis patrones sexuales. Y todo fluyó. Ya sea porque me
dejé hacer, porque era consciente de que necesitaba ayuda o sencillamente porque era bueno. Sus
manos se movían con maestría, iban de muslos a brazos, se paraba en costado,
volvía a rodillas, al cuello…jamás había sentido tanto placer distribuido por
todo mi cuerpo, a la vez que serenidad….lo que siguió queda en el ámbito de mi
vida privada.
Conectó el triángulo: genitales,
corazón y mente. Ahora me conozco un poco más. Ya sé manejar mi energía. Otro
pequeño detalle que descubrí: puedo tirar pelotas de ping-pong ya que tengo una
fuerza prodigiosa en mi vagina parlanchina. Y nunca se sabe, con esto de la
crisis, lo que puedes ofrecer en la oficina del Paro.
PD: Pon un masaje erótico en tu
vida. Con-Sex
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