Me vengo encontrando últimamente con
una queja que clama al cielo, o mejor a la cama, que sería su escenario. Y es
ese amante que actúa, que hace peripecias para hacerte llegar al nirvana. Tú lo
ves todo “apañao”, dale que te dale con
todas las herramientas en uso (dígase: lengua, manos, pies, brazos, boca,
dedos, pene…) y todas las tácticas posibles (cunnilingus perfecto, acrobacias
varias, cambios en el momento oportuno…) En resumen, están tan centrados en
darte placer, que ya no es cosa de dos, sino una demostración “de que yo lo
valgo”.
Pero ojo, nosotras no nos
quedamos atrás. Nos convertimos en mujeres al borde de un ataque egocéntrico.
En el mal sentido de la palabra. Solo
queremos verlo gozar. Y no es por sumisas o por educación (algunas tan
anfitrionas). ¡Es por poder! Es la nueva era. Nos hacer sentir grandes ver que “lo
controlamos”, que su disfrute está en nuestras manos. Hoy vamos a hablar del Síndrome
del Espectador.
El Síndrome del Espectador hace
referencia al mecanismo psicológico en el que un sujeto durante la relación
sexual deja de prestar atención de forma involuntaria a las propias reacciones
corporales, centrándose casi exclusivamente en el placer del otro.
Este síndrome en el hombre puede
derivar a un trastorno de eyaculación retardada, que no hay que confundir con
la retroeyaculación (donde el hombre voluntariamente o involuntariamente
eyacula hacia dentro pasando el semen a la vejiga) .En la mujer, el síndrome del
espectador, se traduce en anorgasmia.
Vayamos por parte. Eyaculación
retardada: como la palabra indica es la patología donde el hombre tarda mucho
en eyacular. Al estar tan pendiente de la otra persona se suele pasar “su
momento” e incluso llega a ser doloroso por falta de lubricación. Suelen optar
por terminar con sexo oral o la masturbación o las dos, que no son excluyentes.
Nota aclaratoria: hay otras
causas para la eyaculación retardada (medicación, miedo al embarazo, rechazo a
la mujer…) pero no es el motivo de este post.
En la mujer se produce
anorgasmia, que es la ausencia de orgasmo. Ocurre,
porque tras la fase de
excitación la mujer no es estimulada adecuadamente. No olvidemos que está pendiente
de darle placer y se olvida de sí misma.
Lo primero es preguntarse ¿por qué lo haces? Así de sencillo. ¿Qué
causas te motivan a ser el rey del Mambo o la reina de Saba? ¿Baja autoestima?
¿Ganas de conquistarle? La respuesta es cosa tuya .No puedo hacer terapia en
dos líneas.
Lo que sí puedo es dar unas
orientaciones para que el sexo sea más placentero a dos, en donde en todo
momento ambos estén implicados.
1. Comunicación. Es cierto que
suele suceder al inicio de una relación (ya sería un peligro que estuvieran más
de un mes viendo “la película pasar”. Ajusten ritmos. Pidan por esa boca que no
solo se hizo para besar.
2. Hagan un 69. ¡Qué directa soy!
Si son capaces de dar y recibir a la vez, van por buen camino (no estamos
hablando de llegar al orgasmo simultaneo).
3. Piensa en ti. Busca tu placer.
Déjate hacer. Cógete esa almohada, ponla debajo de tus nalgas y date el gusto
de decirle: te toca. #ConCariñoYRespeto.
4. Haz un misionero. Así de
clásico, pero que te mire a los ojos. Hay miradas que excitan más que todos tus
puntos tocados a la vez.
5. Susúrrale al oído, y no para
decirle cosas, que también. La finalidad es que no se vaya lejos, que no entre
en su mundo de acrobacias. El sexo hasta con un desconocid@ es intimidad.
En definitiva, en el sexo lo
mejor no es comer roscas, sino saborear copa de chocolate con nata. Yo te pongo
el chocolate y tú la nata. Uff me quedó muy masterchef. ¡La moda de la cocina
me ha llegado! Con- Sex.
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