domingo, 12 de octubre de 2014

Se abre el telón…

Me vengo encontrando últimamente con una queja que clama al cielo, o mejor a la cama, que sería su escenario. Y es ese amante que actúa, que hace peripecias para hacerte llegar al nirvana. Tú lo ves todo “apañao”, dale que te dale  con todas las herramientas en uso (dígase: lengua, manos, pies, brazos, boca, dedos, pene…) y todas las tácticas posibles (cunnilingus perfecto, acrobacias varias, cambios en el momento oportuno…) En resumen, están tan centrados en darte placer, que ya no es cosa de dos, sino una demostración “de que yo lo valgo”.
Pero ojo, nosotras no nos quedamos atrás. Nos convertimos en mujeres al borde de un ataque egocéntrico. En el mal sentido de la palabra.  Solo queremos verlo gozar. Y no es por sumisas o por educación (algunas tan anfitrionas). ¡Es por poder! Es la nueva era. Nos hacer sentir grandes ver que “lo controlamos”, que su disfrute está en nuestras manos. Hoy vamos a hablar del Síndrome del Espectador.
El Síndrome del Espectador hace referencia al mecanismo psicológico en el que un sujeto durante la relación sexual deja de prestar atención de forma involuntaria a las propias reacciones corporales, centrándose casi exclusivamente en el placer del otro.
Este síndrome en el hombre puede derivar a un trastorno de eyaculación retardada, que no hay que confundir con la retroeyaculación (donde el hombre voluntariamente o involuntariamente eyacula hacia dentro pasando el semen a la vejiga) .En la mujer, el síndrome del espectador, se traduce en anorgasmia.
Vayamos por parte. Eyaculación retardada: como la palabra indica es la patología donde el hombre tarda mucho en eyacular. Al estar tan pendiente de la otra persona se suele pasar “su momento” e incluso llega a ser doloroso por falta de lubricación. Suelen optar por terminar con sexo oral o la masturbación o las dos, que no son excluyentes.
Nota aclaratoria: hay otras causas para la eyaculación retardada (medicación, miedo al embarazo, rechazo a la mujer…) pero no es el motivo de este post.
En la mujer se produce anorgasmia, que es la ausencia de orgasmo. Ocurre,
porque tras la fase de excitación la mujer no es estimulada adecuadamente. No olvidemos que está pendiente de darle placer y se olvida de sí misma.
Lo primero es preguntarse  ¿por qué lo haces? Así de sencillo. ¿Qué causas te motivan a ser el rey del Mambo o la reina de Saba? ¿Baja autoestima? ¿Ganas de conquistarle? La respuesta es cosa tuya .No puedo hacer terapia en dos líneas.
Lo que sí puedo es dar unas orientaciones para que el sexo sea más placentero a dos, en donde en todo momento ambos estén implicados.
1. Comunicación. Es cierto que suele suceder al inicio de una relación (ya sería un peligro que estuvieran más de un mes viendo “la película pasar”. Ajusten ritmos. Pidan por esa boca que no solo se hizo para besar.
2. Hagan un 69. ¡Qué directa soy! Si son capaces de dar y recibir a la vez, van por buen camino (no estamos hablando de llegar al orgasmo simultaneo).
3. Piensa en ti. Busca tu placer. Déjate hacer. Cógete esa almohada, ponla debajo de tus nalgas y date el gusto de decirle: te toca. #ConCariñoYRespeto.
4. Haz un misionero. Así de clásico, pero que te mire a los ojos. Hay miradas que excitan más que todos tus puntos tocados a la vez.
5. Susúrrale al oído, y no para decirle cosas, que también. La finalidad es que no se vaya lejos, que no entre en su mundo de acrobacias. El sexo hasta con un desconocid@ es intimidad.  
En definitiva, en el sexo lo mejor no es comer roscas, sino saborear copa de chocolate con nata. Yo te pongo el chocolate y tú la nata. Uff me quedó muy masterchef. ¡La moda de la cocina me ha llegado! Con- Sex.



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